Los programas sociales en Oaxaca son una 'fábrica de flojos': diputada
Las familias en Oaxaca ya no quieren hacer tortillas, prefieren comprar productos procesados con los recursos de los programas sociales, dijo la diputada federal Gloria Bautista Cueva.Los apoyos sociales para combatir la pobreza y el hambre en Oaxaca “sólo han generado fábricas de flojos”, dijo Gloria Bautista Cueva, presidenta de la Comisión Especial de Asuntos Alimentarios en la Cámara de Diputados, debido a que más de 60 por ciento, de las 456 mil 713 familias beneficiadas con el Programa de Inclusión Social (Progresa) prefieren gastar los recursos transferidos a comprar comida chatarra en lugar de preparar sus propios alimentos.
“Sin duda a las comunidades más pobres, marginales, llegan y están más disponible los productos chatarra, pero también es real que ha habido un cambio cultural muy negativo, las familias han caído en una situación de flojera hundiendo más a Oaxaca en la pobreza, y ahora ocupa paradójicamente el primer lugar de desnutrición y de obesidad.
“Ya no quieren hacer tortillas a mano prefieren comprar productos procesados, prefieren comprar tres litros de refresco que un litro de leche, comprar latas. Les resulta más difícil ir por el frijol, el arroz, cocer y prepararlos, y los resultados son altos niveles de desnutrición y de obesidad”, dijo la legisladora del distrito 03 de Oaxaca.
La diputada, que se encuentra en el Seminario “La Soya en los programas sociales de Latinoamérica”, precisó que las autoridades del gobierno de Oaxaca, legisladores y organismos sociales han sugerido al Gobierno Federal, en específico a la Sedesol, que analicen y replanteen los programas, centrándose en promover la productividad en el campo y las habilidades de la población.
“Ya no producen, ya no siembran, no atienden al campo. Van y compran sus bolsas de alimentos chatarras, por ello somos de las entidades con mayores niveles de desnutrición y de obesidad. Hay hambre y pobreza, pero somos el primer lugar de obesos en todo el país”, aclaró.
Y aunque, reconoció, en las reglas de operación se establece con claridad de que las familias beneficiarias deben de acudir a talleres de alimentación adecuada y a los centros de salud, la realidad es que “no hay control en la mayoría de poblaciones, no hay capacitación ni seguimiento”.
Por ello, las familias acuden sólo para no perder sus trasferencias bimestrales que oscilan en mil 800 de pesos, que aunque es simbólico contribuye justamente a adquirir ese tipo de productos procesados.
En Oaxaca, donde el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política Social reportó en la reciente medición 2 millones 662 mil en pobreza y 1 millón 130 mil en pobreza extrema, todos los recursos que se destinen serán insuficientes en la superación del hambre y de la pobreza mientras existan este tipo de prácticas y no haya ajustes esenciales en los programas sociales.
“La gente se la pasa esperando los programas que este gobierno implementa pero que no solucionan. Estamos haciendo una fábrica de flojos. Y la solución está en apoyar al campo para que produzca. Eso que les manden mil o dos mil pesos, la cifra que sea, sirve y lo digo con toda certeza para comprar chatarra”, aclaró.
Luego de recordar el pasado 30 de abril se aprobó el Derecho al Alimento Humano, la diputada de Oaxaca explicó que un problema que enfrenta el campo es que a la población le resulta más caro sembrar y producir, “invierten 8 mil pesos y cuando obtienen la producción sacan 6 mil, y no se trata de que les subsidien todo pero que Sagarpa, Sedesol, Economía, Secretaría de Trabajo integren y coordinen para atacar de manera específica la pobreza en la entidad.
El problema también obedece a que en Oaxaca no hay hospitales suficientes para las exigencias y epidemiología de Oaxaca y se carece de abasto de medicamentos. “Tenemos una población que no come bien y no hay soluciones médicas. En la entidad se deben, por ello, enfocar bien los proyectos sociales”.
En el Seminario, Zaira Valderrama Alvarez, de la dirección general de promoción de la Salud, de la SSA, reconoció que sólo el 2 % de los indígenas invierten los recursos en adquirir alimentos saludables.
Fuente: Milenio
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